(Por Zaida Oviedo G.)
Fracaso no es que las cosas no te hayan salido como esperabas, no es el
final de algo; no es decir adiós ni cerrar una puerta; no es el fin del
camino.
Fracaso es resignarse a vivir sin cambios, sin
arriesgarse de nuevo. Es sentarse y soportar lo que no te hace feliz ni
te conduce a la felicidad. Es bajar la mirada por temor a dar un paso;
el miedo al qué dirán, me juzgarán, me criticarán.
Fracaso es cruzar las manos para no luchar más; cerrar los ojos al
futuro, a la ilusión, a la novedad; es darse la vuelta y caminar hacia
atrás por el camino oscuro ya recorrido. Es pensar o sentir: No puedo!
Fracaso es cuando ya no puedes hacer nada de nada; lo cual nunca es
cierto, porque hasta en un lecho de muerte se puede vivir en victoria y
esperanza porque el éxito depende de cómo vives y mueres cada día.
EL FRACASO NO ES LA REALIDAD, es solo una actitud. Es aceptar la
soledad, la amargura, la humillación y el desaliento como compañeras de
vida.
El fracaso no puede sobrevivir donde hay esperanza,
ilusión, sueños, ambición y deseos; sobre todo donde hay fe el fracaso
inevitablemente saldrá huyendo. El fracaso no existe en los planes de
Dios para tu vida.
Y es que la vida es un juego de prueba y
error, donde fracaso es quedarse en el error, pero el éxito consiste en
seguir adelante abriéndose nuevos caminos cada vez con más conocimiento y
experiencia.
El éxito, en cambio, radica en la felicidad y la
paz que llevas por dentro para ti y que transmites a los que te rodean.
Es lanzarse, atreverse, decirle NO al miedo y seguir jugando.
Éxito, es el derecho que te das a decidir tu vida, tus momentos, tus
sonrisas, tus luchas. Es la libertad que sólo tú puedes darte para
alcanzar cada día nuevos sueños, nuevas metas.
El éxito es
levantarse de los escombros, sacudirse y mirar al sol brillar en el
horizonte. Es el cambio de una actitud conformista a levantar como el
águila, las alas y salir volando.
(Isaías 41:10 No temas,
porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo, yo te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.)
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